martes, 30 de noviembre de 2010

DIGALE ¨SI¨ A LINCOLN


Martes por la tarde y juega Barracas en Lincoln frente a Sarmiento de Junín. Un despropósito organizativo y deportivo que hace que los malos sigan ganando, los violentos que apretaron al verde hicieron que su equipo jugara en otra ciudad, a puertas cerradas, a la tarde y en día laboral y que Barracas viajara al culo del mundo, mas allá de lo convenido. Nos vendieron la transmisión por TyC a la noche, con pizza y cerveza de por medio, con amigos, luego de ver a Velez contra Tigre y terminamos desesperados en internet buscando la 1310 exasperadamente y frente a la PC, navegando por cientos de pantallas que nos promocionaban ver el partido online, un encuentro que nunca apareció en mi monitor. Basculé entre Actualidad Barraqueña y las radios locales que transmitían el partido, pero nada me era suficiente. El Speedy de mi barrio se cortaba a cada rato y lanzaba epítetos contra TyC, Grondona, Telefónica y los relatores juninenses que ni cantaban los goles barraqueños. Estaba pendiente de la cuarta que jugaba la final en Liniers con JJ Urquiza. Mi casa era un quilombo, al igual que mi cabeza. Mi corazón latía cada vez más fuerte y me sentía impotente y desinformado; Facebook me brindaba fotos que los viajantes privilegiados tomaban durante el viaje y en la previa. Yo lo vivía como si estuviera allí. Era un martes en el que mandé el laburo al carajo; chivé frente a mi compu como si estuviera en el Club Rivadavia y grité con pasión junto a mi hijo cada gol de Barracas, ante la mirada atónita de mis hijas mujeres y de mi esposa, que resignada, observaba al pelotudo de su marido como imaginaba un partido en el living de su casa.
Y ganó Barracas y goleó. González hizo dos goles mostrando el buen momento que está viviendo. Por lo que pude escuchar Kopriva hizo un planteamiento inteligente, con dos líneas de cuatro, sin media punta y dos delanteros. Esperó a un equipo con problemas dentro y fuera de la cancha, al que le expulsaron un jugador y al técnico Pascutti en la primera etapa. Y no fue nada mal; en cuestión de tres o cuatro minutos liquidó el pleito con dos goles. La segunda parte estuvo de más, otra pepa de González y a controlar el encuentro. Cuando terminaba el partido Castagnino mete su primer gol en Barracas y final de fiesta con el Paraguayo y Ciavarelli lastimando a Sarmiento.
Cuatro pepas, dos partidos seguidos ganados, sumando más de 25 puntos en la primera rueda y creciendo en los promedios. Una pena no ver a Barracas por TV, pero de todas formas no nos ha ido tan mal. Y como cuando era pibe y mi vieja me esperaba del cole con la leche y las galletitas, hoy también le digo si a Lincoln, le digo SI a Barracas Central.

jueves, 25 de noviembre de 2010

EMOCION DE GOL


Que difícil me resulta analizar un partido de Barracas Central y más teniendo en cuenta el contexto y el rival. Me pregunto si debo ser tolerante o crítico; exigente o indulgente. Lo cierto es que ganamos y lo hicimos sin lucir, pero bien. Ganamos y una emoción de gol me embarga en estos momento por el cuarto triunfo en este difícil torneo de la B Metropolitana.
Pero por un lado estoy muy contento por el logro deportivo, por vencer a un Español que en la historia siempre fue un hueso duro de roer y por alejarnos de la zona de descenso. Pero también es cierto que el equipo no brilló, que lo exiguo del resultado descubre carencias, fundamentalmente en la definición, en la creación desde tres cuartos hacia delante, en la resolución de jugadas de contragolpe y en la ocupación de espacios que el rival nos regaló.
Tal vez sea injusto en exigirle brillo y lucimiento a un equipo que ha ganado, máxime teniendo en cuenta que cuando lucíamos y jugábamos bien los resultados no se daban.
Confieso que desde el arranque el planteo del técnico, la formación del equipo y como estaban parados los jugadores en cancha no me entusiasmaba. Viví el encuentro hasta el gol de Fariña bajo una silenciosa protesta individual, intelectual y de principios, que me duró muchos minutos después de la conquista. No entendía a Fernández parado en un sector con su pierna cambiada, ni la ausencia del Chino (ni en el banco estuvo). Lo mismo sucedió con la deserción de Arce y el mismo Torres trabajando como doble cinco. Nada me cerraba. El rival proponía poco, tal vez uno de los más flojos de la categoría (la tabla no miente) y si bien pegaron una en el travesaño, era casi imposible que nos inquieten. La defensa bien, sólida con un Bojanich intratable y un arquero que sustos aparte, nos daba garantías en las pelotas de alto. Pero Barracas era deslucido, intrigante, era un enigma en la cancha. Esperaba bien, pero con la pelota en los pies lateralizó mucho y siempre terminábamos en los pelotazos. Buen partido de Almada Flores en la primera etapa, de Fariña (la figura), de Torres y de Fernández. Tanto Grecco como González tuvieron destellos, éste último está mejorando sus rendimiento día a día. Y los contragolpes que tuvimos en los últimos quince minutos nunca llegaron a buen puerto. Lo de siempre, lo que Kopriva debe trabajar para resolver este tipos de partidos que nos tuvo en vilo hasta el pitazo final, tal vez sin necesidad.
Ganamos y una emoción de gol me embargó en la calurosa tarde barraqueña. Llegué temprano a la cancha para ver el predio, las obras, charlas con amigos y observar la nueva platea que va creciendo, como cuando uno ve a un hijo crecer. El club está cada vez más grande y nuestro equipo de fútbol también acompaña este derrotero. Que siga así ...

sábado, 20 de noviembre de 2010

QUIERO GANAAAARRRR.....!!!!!!!


Es un pedido, es un ruego, es una súplica que hace este barraqueño de alma. QUIERO GANAR UN PARTIDO por favor....!!!. No es un demanda más lanzada al aire, tampoco un requerimiento imposible de cumplir. Lo solicito porque creo que se puede plasmar, Barracas Central está en condiciones de consumar mi deseo. Tenemos con que, con eso quiero decir que tenemos técnico, jugadores, talento y actitud para hacerlo. Hemos empatado doce partidos sobre dieciocho jugados, es una locura de empates y hemos ganado tan solo tres (visto de otra forma podemos decir que ganamos siete partidos y perdimos once). Los uno a uno me tienen podrido y si bien un empate es un punto y nos sirve, veo con impotencia como equipos a los que le ganamos en su tiempo y que eran verdaderas murgas como Chicago y Comunicaciones, tuvieron su racha de triunfos y hoy está arriba de nosotros, que solo perdimos tres veces e injustamente en este torneo.
El sábado nos enfrentamos con nuestro clásico rival, San Telmo. Venía de siete fechas sin victorias y fue vencido por equipos mediocres. Una oportunidad de oro para sumar de a tres de visitante y más, luego de una actuación soberbia frente a Atlanta. Pero no, Barracas nunca juega igual en cada encuentro, ni juega con los mismos jugadores, ni el mismo planteo. Lo que es igual es la mediocridad de nuestros rivales, ocupen el lugar que ocupen en la tabla. El candombero daba pena y nosotros nos pusimos a la altura de las circunstancia. Especulamos, jugamos a la defensiva, atacamos poco, le cedimos terreno, no tuvimos fútbol y marca en el medio y forzamos a los del fondo a laburar a destajo, bancando el partido y los tenues ataques del local, que inquietó en la primera etapa tan solo con un cabezazo y nada más. Arriba nada, o casi nada. En el medio se sintió la ausencia del doble cinco Arce-Fariña, imprescindibles y la presencia del Chino Avalo. Se apostó por un Almada Flores que no trasciende y un Cáceres Silva que se encontraba impreciso con la pelota y con los pases; se perdieron pelotas boludas, nos resbalamos mas de la cuenta en jugadas claves, siempre una de más, siempre un segundo de más, se buscó al compañero inexistente, no aprovechamos los contragolpes, se lateralizó demasiado y no se daban dos pases seguidos, siempre la pelota volvía para atrás y nos comían en la marca. Los de abajo, sólidos, pero expuestos al error y como en muchos partidos ese error existió y nos costó un gol injusto, cuando a la media hora de la segunda parte presionábamos sin mucha claridad frente al arco de Telmo. Lo mejor de Barracas Central se vio en el último cuarto de hora, con las mandadas de González, los centros de Ciavarelli, jugando en el puesto que le corresponde, es decir por derecha. Una media vuelta desviada de Grecco, un remate pifiado de Del Rio y el gol agónico de González, cuando las puteadas afloraban de nuestras bocas maldiciendo al rival, a la historia y a un árbitro novato en la B como Pozzi, que volcó la cancha para el local, obedeciendo a raja tabla a su errático y mal intencionado línea. Un juez que explusó a Kopriva y que no adicionó nada, cuando hubo lesiones actuadas por parte de los hombres de Telmo para perder tiempo, cambios y un parate para refrescarse.
QUIERO GANAR....!!! y tengo con qué. Hoy la sacamos barata. Ahora viene Español, rival directo y es una obligación que quede en nuestra casa los tres puntos. Amigos sin que esto signifique meter presión, QUIERO GANAR...... y como sea ...!!!

miércoles, 17 de noviembre de 2010

SER ARGENTINO (Poesía)


Sujeto divino, mentiroso, soñador,
embustero y llorón.
Amigos de sus amigos.
El mejor hijo, el mejor amante, el
mejor marido.
Nunca te das por vencido y aún
vencido, me haces creer que has
ganado con un discurso cretino.
Siempre a la moda, rapiñas lo que
los otros han conseguido.
Eres un gourmet del asado y del
vino.
Sacas la celeste y blanca, sólo para
festejar un resultado deportivo.
Conquistador de mil mujeres.
Máquina que no trabaja sin parar.
Quieres solucionar los problemas
del mundo sentado en la mesa de
un bar.
Prometes lo que no cumples, tu
vida es un juego de bingo, un
tango, un abismo.
Búsqueda permanente de tu suerte
y de tu muerte.
Viajero del pensamiento, en cada
lugar un amor, una pasión, un
sentimiento.
Ser argentino, ser permeable a lo
foráneo, a las trampas del invasor,
a los cuentos de los de adentro.
Remolino y brisa, siempre mirando
a los de afuera, con envidia, con
admiración o risa.
Tu sentido del humor te traiciona,
te ríes de los demás, pero no
soportas en ti una broma.
Defensor de causas perdidas,
grito a escondidas.
Tiras la piedra y guareces tu mano
y siempre buscando la salida.
Generoso, hospitalario, te lamentas
por tu salario y por los que te hacen
parir, tu boca dibuja una sonrisa,
aún sin querer sonreir.
Ser argentino, es hacer mímica con
el himno, es dulce de leche y Gardel,
es no creer en uno mismo,
es ser cobarde e infiel.


Roberto Campisi
(del libro Poesía SA)

domingo, 14 de noviembre de 2010

NO TE MUERAS NUNCA ANELLO


Yo me pregunto que sería del ascenso sin Gabriel Anello. Que sería del periodismo deportivo del fútbol menor de AFA sin el profesionalismo de un hombre batallador como él, que del día a la noche a tomado vital protagonismo en la información, en la sentencia, el veredicto, la ponencia y en la crítica despiadada, sin concesiones y por sobretodo OBJETIVA, de la gestión ¨Grondoniana¨ en la casa mayor del fútbol, de sus ¨letales amigos¨ y de un ascenso injusto, con sus repartos de ganancias discrecionales. Que sería de las bajadas de línea que recibe este fiel soldado de un tal Daniel Vila, conocido mendocino, potentado de los medios, dueño del grupo América y de Radio La Red y serio aspirante para quedarse con el sillón del ferretero de la calle Viamonte. El que con su discurso federal, lo único que quiere es cambiar la mano de quien hace los negocios en este bendito fútbol, algo así como canjear Sarandi por Mendoza. Se podrá vivir sin Anello y sus opiniones ácidas, sus denuncias críticas, su relato agresivo hacia clubes, jugadores, árbitros y dirigentes. Que será de sus mandadas al frente a compañeros de trabajo, de la creación de agenda de acuerdo a los intereses de su padrino y de su opinión autoritaria, sabiendo que atrás se tiene a un peso pesado que te banca. Que será del ascenso nuestro de cada día si no lo tenemos al aire.
No te mueras nunca Anello; heredero de Jorge Bullrich y de Miguel Angel De Renzis, que lloran por las sombras este legado que nos han dejado. Como se podrá vivir sin Gabriel, que viene de hacer un programón en cable como ¨Dale Pelota¨ y que de buenas a primeras pasó a ser el referente del periodismo de ascenso, con un programa en la tele los domingos, tomando la posta que le dejó TN, con el aullado relato de los sábados y con las soporíferas y trasnochadas trasmisiones radiales de Radio La Red, de lunes a viernes, completando así la operación periodística que le ha encomendado su vigoroso empleador. Clon de sus colegas de Closs y Fantino, todos ellos con el mismo discurso y el mismo estilo agresivo y patoteril, fundamentalmente éste último, que cuando estaba en TyC había cerrado su pico de escaso ratings, acallando lo que ahora esgrime a gritos.
Los barraqueños hemos recibidos del querido Anello algunos reproches, ya sea por falta de comodidad para el periodismo en nuestra cancha, a sabiendas que nuestro club se encuentra en obras de ampliación del palco de periodistas y la platea; críticas a la gestión de Chiqui por cierta comunión política con Don Julio, de la misma forma que fustiga a morir a los Merelas, los Marín o los Nakis, como si fueran secuaces de Grondona. Los barraqueños observamos con impotencia su desprecio editorial con contenidos favorables a los grandes del área metropolitana y por supuesto a los grandes del interior. El ninguneo del quien piensa que estamos de relleno, llegando al punto de retar a sus productores que tomaron imagen de la colocación de banderas en nuestra canchas, previa al compacto frente a Atlanta, con el argumento de estar mostrando publicidad ajena. En verdad un amigo de Barracas Central.
Amo el fútbol de ascenso y le dispenso un gran respeto a sus narradores, incluso por aquellos impresentables, es por eso que afirmo mi arenga con suma energía, NO TE MUERAS NUNCA GABRIEL ANELLO.

LLAMEN AL PASTOR MANOSANTA ..!!!


En nuestra canchita o pequeño estadio, como titulan algunos blogs bohemios o remiten los comentarios de ciertos protagonistas rivales, Barracas demostró que el fútbol es una gran mentira. La tabla miente, la puntuación miente, el tramite miente y el periodismo miente o exagera. La punta de los torneos argentinos de fútbol, salvo el Docke en la D, la habitan verdaderos usurpadores. Ciclotímicos equipos que te pintan el rostro una fecha y dan lástima en la que viene. Ídolos de cartón liderando una categoría que no hace pie, en la que reina el miedo y la especulación. Atlanta es el fiel reflejo del come chicos, que terminó siendo devorado por un chico, que con la base de jugadores de la C, le hizo precio y le perdonó la vida.
Los infiltrados hinchas visitantes esparcidos por Olavaria y Luna, portando su bien elaborada cara de boludo para pasar desapercibido, con sus miradas cómplices, soportando las irritadas opiniones de la impotente hinchada local, ahí al ladito de ellos y con sus muecas de conformismo por el resultado final que los mantiene solos en la punta, fueron testigos de una supremacía barraqueña, en su visita a nuestra ignota canchita. La soberbia de los grandes que ya no lo son, la irresponsabilidad de un individuo tocándose los testículos al finalizar el partido desde la cancha, con una cámara de fotos, disfrazado de medio partidario visitante, provocando a la tribuna local y que fuera sacado a empujones por el juez de línea, es la muestra de que cualquier institución ex grande y que vive de viejos logros, te quiere a copar la parada cuando viene a tu casa. Y la B está llena de EX GRANDES que viven del recuerdo, que te miran como club chico y accesible; EX GRANDES que te copan las instalaciones del club de pendejos disfrazados de periodistas de ignorados y ocultos medios partidarios que invaden nuestro ¨pequeño e insignificante estadio¨ que dicho sea de paso, esta en obras, con sus credenciales de personajes importantes y diciendo ¨ätenti que llegamos nosotros¨.
De fútbol casi no voy a hablar, porque el que juega bien nunca gana en esta B Metropolitana falsa, alterada, desnaturalizada. Porque Barracas no liga, está maldito y necesita de un curandero para sacar los malos flujos que hacen que tengamos diez o doce puntos menos de los que deberíamos tener por derecho propio. Ninguno nos superó futbolísticamente.
Kopriva plantó un equipo inteligente, con actitud y le cortó a Atlanta todos los circuitos y le generó situaciones. El bohemio era una cosa atacando y otra defendiendo, era Soriano y diez más. Pero el fútbol es una mentira y los argentinos estamos acostumbrados a la mentira, por eso los empates con sabor amargo no me sorprenden.
Lamento que el técnico no encuentre el equipo, lamento las lesiones y las oportunidades perdidas, lloro los resultados injustos, la mala suerte y la poca pericia a la hora de resolver. Lloro por los que no están y que hubiesen perforado redes, por los números de la tabla y el promedio que se estrecha, por los tres triunfos y once empates y por un reducido que se aleja. Pero a pesar de todo estoy feliz, porque tengo fe y porque somos protagonistas, porque estamos creciendo y hay un esfuerzo que se palpa, porque a pesar de estar en una categoría de mierda como la B, que ni por asomo era lo que yo esperé durante cuarenta años, estamos en ascenso y porque estoy seguro que nada de lo que nos sucede será para siempre.

viernes, 12 de noviembre de 2010

MORIR ANTES DE HORA


Desde muy pequeño el tema de la muerte ha sido para mi un gran interrogante. El destino final de las almas me generaba curiosidad y una controversia que involucraba aspectos religiosos y científicos, en una suerte de puja entre lo celestial y lo terrenal.
Pero con el correr del tiempo me terminé convenciendo que no existe una sola muerte. Descubrí que en la vida de un hombre hay tantas muertes como fracasos, desilusiones, abandonos, prisiones, soledades, insatisfacciones e indiferencias coseche éste en su camino.
He asumido que uno no se muere tan solo por dejar de respirar, sino por dejar de soñar; que perder la fe es una manera de perecer y que esa muerte se torna más violenta cuando es la fe en uno mismo la que fallece. Pero hay algo de lo que estoy convencido y es que siempre existe un verdugo el que ejecuta su obra.
En mis cincuenta y un años de vida he soportado pequeñas y grandes muertes de las que todavía no he resucitado. Puedo dar fe que no fueron suficientes el azar, el esoterismo, la religión, los libros de auto ayuda, los mensajes de los medios y el apoyo de parientes y amigos para lograr salvar mi vida.
Lo cierto es que este argentino ha apostado por su país, por un proyecto de familia y una capacitación, que a la postre fue trunca e insuficiente y que no le ha abierto puerta alguna. Por años observé con impotencia triunfos ajenos, historia de vida de un puñado de gente como uno, pero con una cuota mayor de suerte, empuje, información, oportunidades, patrocinios y créditos que las de un servidor. Escuché a muchos afirmando que sin sacrificio no se consigue nada, mientras sostenían en sus manos la tarjeta de algún influyente y benefactor padrino, que los han colocado en lo que suele llamarse el mercado oculto.
Envidié, mastiqué bronca y me pregunté una y mil veces. ¿Porqué?. Me sentí con culpa, con esa culpa que suelen tener los impotentes, a los que la propia sociedad transforma en incompetentes. Esa sociedad donde lo lindo y lo feo terminó reemplazando a lo bueno y a lo malo. Allí he padecido la provocación que genera la ostentación y me vi obligado a ser piadoso a lo transgresor, sucumbiendo ante los medios que me hicieron sentir feo, tonto, bruto y pobre. Finalmente, terminé entregado a religiones que trataban de consolarme, mientras me prometían un mundo mejor, claro en la otra vida.
Sinceramente me da pena ver en este bendito país a tantos trepadores, materialistas, chantas, verseros y selectivos protectores de lo suyo y de su status, convenciéndome que soy un incorregible perdedor y un vago; que no trabaja el que no quiere y que este es el mejor país del mundo.
En mi agonía pude notar a mis tres hijos, que dicho sea de paso nunca me vieron trabajar con estabilidad, como descubrían el día a día de un padre con su auto estima por el piso, a expensas de la parca que sistemáticamente lo iba excluyendo.
Intenté sobrevivir con proyectos cuentapropistas que devoraron mi capital. Me acostaba y me levantaba cada noche pensando que era el mejor o el peor de todos.
He leído miles de páginas de clasificados con pedidos que casi nunca encajaban con mi edad, experiencia o habilidad, junto a propuestas con sueldos paupérrimos que generalmente no me permitían llegar a fin de mes. Trabajos denigrantes y esclavos que atentaban contra la familia y la dignidad, pero que había que aceptar porque no había otra cosa y además dar gracias a Dios por ello.
Envié centenares de currículum que respetaban el modelo requerido por los entrevistadores y llené insoportables formularios transcriptos por Internet que casi nadie leyó, para recibir como colofón, un sinfín de negativas maquilladas con promesas y bellas palabras de aliento.
Mi muerte es la de muchos que jamás cobrarían un mango por un plan para no trabajar, ni aceptarían un favor de alguien a cambio de un voto. Personalmente no quiero que me regalen nada, pero alguien debe cobijar al padre de familia que supera los cuarenta o cinuenta años de edad. Alguien nos debe devolver la dignidad y el trabajo que la actividad privada hoy por hoy difícilmente nos puede dar. Tal vez el Estado, junto a sus empresas, tengan la responsabilidad de devolvernos la vida, sin que por esto medie ficha de afiliación alguna, aunque pueda sonar disparatado para muchos privatistas.
Desearía que se enmiende un error histórico con una oportunidad y que esa chance no se disfrace de clientelismo, ineficiencia, amiguismo o injusticia. Tan solo una red de contención que dibuje un Estado eficaz, que no le robe el dinero a la gente y que nos prepare para un mayor desafío cuando el país permita que nos podamos insertar en la empresa privada.
Queridos lectores, la existencia de gran parte de los argentinos está marcada por pequeñas y grandes muertes, que como las mías, esperan resucitar algún día.

sábado, 6 de noviembre de 2010

ME DUELEN LOS OJOS


Que calor por Dios...!!!. Tarde diabólica en Adrogué y vaya a saber porqué se tuvo que jugar un partido de ascenso a las 14 horas bajo un sol infernal. Un despropósito. La cuestión que estuve allí y quedé enceguecido detrás de un arco, con el sol en contra lastimándome los ojos y un partido de fútbol haciéndomelos doler.
Ya frente a la PC, más tranquilo, intento analizar el décimo empate de Barracas Central en esta B metropolitana que nos vio vencedor tres veces y a una semana de recibir al puntero Atlanta en nuestra casa.
Que propuso Barracas, lo de siempre intentar tocar la pelota en el medio, presionar y atacar como se pueda, por las puntas a través de centros o por pelotazos hacia sus delanteros de punta. Nada de lo que no se ha visto antes, se vio la tarde del sábado en el sur. Salvo que el ¨camionero¨ se adelantó en el marcador a los cuatro minutos por medio de un cabezazo de Greco. A partir de allí, los locales, que habían ingresado dormidos a la cancha, dubitativos y erráticos en el fondo, tomaron las marcas en el medio y comenzaron a generar avances y revolcones a Elías Gómez. Barracas pudo liquidarlo de contra en un cabezazo de Matos y en algún ataque esporádico que no tuvo final feliz. Pero Brown siguió abriendo la cancha y aprovechando las ventajas que Rubira daba en la marca y de un medio rojo y blanco que estaba perdido. Y nos atacaban por derecha y por izquierda con centros y pelotas en profundidad que se filtraban entre los zagueros. Ya cuando terminaba la primera etapa, llega el empate que el tricolor estaba madurando.
En el segundo tiempo Barracas tomó las marcas en el medio y los locales ya no atacaron con peligro, salvo un remate cruzado, pero no inquietábamos y el cotejo se hizo chato y aburrido. Casi sobre el final, con el ingreso del Chino Avalo se intentó vulnerar a una local que sintió el cansancio, que tenía un hombre rengueando en la cancha, sin poder ser sustituido, porque Brown había agotado los cambios. Pero el reloj jugó en nuestra contra y no nos quedó tiempo para más.
Es un importante empate en un torneo lleno de empates importantes. No es conveniente cancherear la tabla de promedios. Estamos a salvo, pero no estamos cómodos. Los empates nos permiten sumar, pero necesitamos ganar, hacernos fuertes de local y jugar al fútbol con los hombres que juegan al fútbol en el plantel, como el Chino y Cáceres Silva que sí o sí deben jugar juntos. A veces los partidos se ganan sin delanteros y si no fíjense en Estudiantes de La Plata.
Quise ver fútbol en Adrogué y terminé pidiendo un turno oftalmológico en Santa Lucía.