jueves, 21 de abril de 2011
CONTINENTAL Y RIVADAVIA SE BAJARON LOS LIENZOS
Tengo cincuenta y dos años y he vivido y sobrevivido sin la locura mediática del fútbol europeo durante gran parte de mi vida. Aún amante del fútbol, solo tenía registros de los nombres, performance, colores de las camisetas y escudos de las instituciones y de sus propios jugadores para los mundiales o para la intercontinental. Con el advenimiento del cable y las actuaciones de Maradona y Batistuta en Europa, nos familiarizamos con los torneos que se disputaban allí. Y a partir de ahí fueron tomando entidad palabras como Champions League, UEFA, FA Cup, Eurocopa, Ligas, etc.
España, Italia e Inglaterra nos llenaron de partidos la tele, para luego aparecer Alemania y Holanda. Veíamos con asombro, admiración y orgullo el desempeño de los jugadores argentinos, muchos de ellos vendidos luego de jugar no más de diez encuentros en sus clubes o casi salidos de las inferiores.
Nos habituamos a las camisetas y llegamos a lucirlas en la calle como algo exótico, progresista, que nos pintaba viajeros y abierto al mundo, pues ya no éramos hincha de un club, sino que teníamos otro amor del otro lado del Atlántico.
La locura del fútbol en Europa llega a las cadenas deportivas de TV, poblando noticieros, transmisiones de partidos del país que sea y por el motivo que fuese (Copa Italia, España, Eliminatorias Euro, Mundial, Curling Cup, Fa Cup, Copa del Rey, Calcio, Liga de España, etc.).
Aprendimos a convivir con lo de afuera, porqué lo de ellos siempre es lo mejor, lo mas lindo, porqué ellos son campeones del mundo, los eventos están mejor televisado y además juegan argentinos….!!!!
Pero el colmo del disparate llega en estas semanas cuando se promociona sobre manera una serie de encuentros que disputan el Real Madrid y el Barcelona (Copa del Rey, Liga y 2 de Champions). El enfrentamiento entre los reyes de una liga de aldea como es la española, súper equipos que juegan un campeonato aparte, un torneo político de cabotaje, vergonzoso, egemónico, poco competitivo, pero muy redituable en términos económicos. Y estos eventos son importados al mundo como el gran acontecimiento del año.
El mismo es tomado así tanto por Radio Continental (Grupo Prisa), quien envió a Víctor Hugo Morales para el relato y Radio Rivadavia, que con su tan mentada alianza estratégica con ESPN, (si, aquellos que tiraron a la mierda las habituales emisiones sabatinas del fútbol de ascenso), quien en la voz de Quique Wolf y Enrique Sacco nos llevaron el partido a nuestra casa. Ambas emisoras señeras del deporte en Argentina obviaron en la tarde del miércoles un encuentro vital para el campeonato telúrico de nuestro país como fue Vélez - San Lorenzo, que se disputaba en la cancha de Boca, a puertas cerradas y en horario laborable. Pero era Vélez y San Lorenzo, no era Boca ni River y la audiencia bien gracias, les importó tres carajos que un obrero, un oficinista o un tipo que va con un walkman por la calle desee saber como va su equipo del alma. Una verdadero pecado que los aleja de sus oyentes históricos, aquellos que ya se vuelcan a medios más terrenales y humildes, los que informan sobre el ascenso o les llevan la actualidad de su pequeña institución sin que medie sponsors alguno. Para Continental y Rivadavia, el Real y el Barsa, era el hecho más esperado por los argentinos y había que llevárselos a sus casas y nosotros (que nos importa mayoritariamente un pito la Copa del Rey y lo que hagan eso dos capangas de la madre patria) debemos agradecérselos. Todo esto no es otra cosa que una bajada de pantalón que refuerza mi idea de que el periodismo deportivo argentino y sus medios, se venden mayoritariamente al mejor postor. Esto va más allá de ser un negocio, es la generación de una necesidad innecesaria; esto no es otra cosa que una movida global, una inducción ideológica y multinacional a la que debemos de acostumbrarnos de ahora en más y que tiene al deporte como protagonista y víctima al mismo tiempo.
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