domingo, 12 de septiembre de 2010

CUIDADO CON LAS CABEZAS


Volvimos a jugar bien de visitante, en cancha grande y por televisión. Volvimos a tener una manija (El Chino) y un medio combativo. Desde el vamos ajustamos las marcas, anticipamos y generamos cierto peligro al arco rival. Y a pesar de todo, tuvimos que padecer nuevamente la desventaja en el resultado. Debimos remontar como frente a San Carlos un 0-1 injusto, inmerecido, frente a una desorientada sombra azul.
Si bien generamos, nos cuesta convertir y con el correr de los minutos, el trajín de una semana cargada de partidos se sintió en los pies de nuestros jugadores.
Bien el enmascarado Rubira, el ¨Bocha¨ con sus problemas de cancha grande, y el medio marcando la diferencia. Por tele se ve diferente, en este caso los periodistas resaltaron la labor camionera, tildando de injusta la derrota parcial. El gol de Barracas, un calco al que le convertimos a los de Berisso.
El lunar negro de la tarde-noche de Ezeiza es la permeable resolución de las pelotas aéreas, que llegan a nuestra área con sumo peligro, a tal punto que fueron las causantes de los dos últimos goles recibidos en nuestro arco. Perdemos las marcas, nos distraemos, pero ellos saltan más y mejor que los nuestros. Luego del tanto de Avalo, Italiano tuvo dos oportunidades de gol por esa vía.
Por lo demás, seguimos sin ligar, dando muestra por TV que estamos para quedarnos, que jugamos bien, yo diría uno de los mejores fútbol de la categoría y que estamos con once puntos, junto a un pelotón importante de rivales que dibujan la tabla de la B.
Debemos estar conformes, quedan cosas por resolver, tal es el caso de los planteos en nuestra acotada cancha que siempre benefician a los otros.
Todavía no han aparecido valores a los que les había depositado cierto crédito, como el caso de Castagnino, puro vértigo, velocidad, pero carente de precisión y definición. El pibe González, perdido en lontananza y determinadas cuestiones que hacen de Ciavarelli un tipo importante para el ida y vuelta y los desbordes, pero que le pifia a los centros y a esa influencia ofensiva que le pedimos a los laterales. Bien Torres en su trabajo invisible y deslucido para el gran público, pero productivo para el equipo y la tarea destacada de Bojanich, que aunque a veces impreciso en el traslado y portando cierta rusticidad en la marca, demuestra partido tras partido su crecimiento como jugador.
Cuidado con las cabezas contrarias, un trabajo para el hogar que el propio Kopriva deberá hacer como deber para poder aprobar esta materia.

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