miércoles, 15 de septiembre de 2010

EL DIA QUE MURIERON LAS CAMISETAS


Detrás de una trayectoria hay una actualidad. Atrás de un club ¨grande¨ hay una tabla de posiciones; por encima de la gente y su convocatoria existen canchas clausuradas, barras detenidos, inconformismo y violencia.
En el fútbol como en la vida tenemos los ricos y los pobres, los grandes y los chicos, los acomodados y los desventurados. Pero de un tiempo a esta parte, el peso de algunas camisetas bajaron exponencialmente, a fuerza de malas administraciones, erróneas incorporaciones, gestiones dirigenciales mesiánicas, unipersonales y permeables al cuento, tanto de representantes como de la presión de los pesados de la propia hinchada.
Malos resultados, descensos, lamentables campañas, desmantelamiento de los planteles, deudas, juicios, sepultaron la gloria y los lauros luego de una agonía de partidos perdidos frente a nuevo e ignotos rivales.
Un buen día murieron las camisetas de los grandes del fútbol. Y allí aparecieron los nuevo ricos, los prácticos, los piolas que supieron administrar las crisis y aliarse con el verdadero poderoso.
Hoy Platense, Los Andes, Atlanta, Chicago y Español, por decir algunos de la B Metropolitana, penan por una gloria perdida; y allí aparecen los Acasusso, los Merlo, los Armenio, los Colegiales o los Tristan Suárez, con sus dirigentes astutos y acomodaticios en algunos casos. O como Barracas Central, All Boys, Lanus o Banfield, con sus directivos progresistas, inteligentes y decididos, encabezando una suerte de mutación generacional e institucional en el mundo fútbol. Cambio que posiciona a nuevos clubes en el lugar de otros que durmieron en el sueño de un pasado que no volverá.
Y un día murieron las camisetas de los grandes y a pesar que algunos como Boca y River resucitarán, otros quedarán enterrados en el recuerdo de sus hinchas, en los fríos números de una estadística o un historial y en sus desteñidos colores que darán paso a brillantes casacas que reinarán de ahora en más en el reino de la AFA.

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