viernes, 3 de junio de 2011
PIDAMOS POR STAMATEAS
Necesitamos un psicólogo urgente. Lo nuestro no es un problema futbolístico, ni anímico. Tampoco de lesiones o suspensiones. Las dos derrotas seguidas en el final del torneo, que dicho sea de paso, no empañan para nada la sensacional campaña de Barracas Centran en su primer año en la B, frente a dos de los peores conjuntos del campeonato tampoco obedece a un tema estratégico, físico, ni táctico. Ya desde el partido con Español que Barracas no juega bien. En esa oportunidad se goleó por el peso de las individualidades, pero el equipo casi no apareció. Pero a pesar de todo hay algo que atenta con el buen desenvolvimiento de los hombres de Kopriva ,en este tramo final del campeonato.
Existe un bajón que sin dudas pasa por la mente de los jugadores, una mengua lógica luego de la presión de 42 fechas en una divisional nueva. Están los que estuvieron, los que lograron, los que sumaron, los que pelearon, los que ganaron y además aquellos que empataron más de lo debido. Son esos que semana a semana laburaron como leones en procura de una permanencia. Punto por punto, ellos fueron los responsables de sumar 64, solo ellos. Nosotros observamos desde la tribuna y hasta osamos criticar, por el simple hecho que es gratis y fácil.
Pero hay algo que pasa por la cabeza de nuestros hombres; un run-run que va más allá de una ocasional derrota o de un cierre de torneo no deseado. Lo adivino en cada jugador que veo jugar, en cada suplente que se prepara y en cada muchacho que no le toca entrar. No es miedo, ni ansiedad. Barracas no suele temer a los rivales. No es el inminente comienzo de un reducido, con desventaja deportiva, de visitante en Mataderos, para cotejar con el Boca de la B y ante miles de belicosos tipos.
No es miedo escénico, ni inseguridad. Es el amor propio que estalla en tu cuerpo y que pide a gritos resultados cuando estos no se logran. Es la impotencia de saberse superior y que no se manifiesta en la cancha en determinadas oportunidades, haciéndose ostensible ante compromisos futuros y definitorios.
Les pasa a los clubes grandes, le pasa a los clubes chicos, le pasa a la gente común cuando afronta momentos cruciales en su vida, le pasa al deportista. Un problema típico para ser resuelto por Bernardo Stamateas, que buena falta nos haría en Olavarría y Luna.
Se viene el cierre de una temporada brillante para nosotros e histórica y está en nuestros hombres, en los que nos trajeron hasta aquí recorrer los últimos metros. Fuimos capaces de lograr cosas importantes en más de un año a esta parte. Los fantasmas se irán yendo de las cabezas de los muchachos. El martes no habrá goles recibidos sobre la hora, ni empates kilométricos, ni defensas cerradas, ni canchas invencibles, ni clubes invulnerables. El martes o cuando se juegue el primer reducido, no seremos carne de diván y volveremos a reeditar los logros y las hazañas que nos llevara a ser el equipo que menos perdió y uno de los más goleadores. Un trabajo mental que depende solamente de ellos, en ellos y en el equipo está mentalizarse para la victoria, para el sorpaso, para la gloria, que de un tiempo a esta parte habita en cada dirigente, en cada hincha y en cada jugador de mi querido Barracas Central. Sin dudas una tarea que ni el propio Stamateas la haría mejor.
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