domingo, 17 de julio de 2011
AMERICA LATINA Y MARADONA… FELICES..!!!
Argentina eliminada de su propia Copa América en cuartos de final por Uruguay bajo la ejecución de penales. Este es el titular de portada de gran parte de los diarios y revistas del mundo y de cuanto medio periodístico deportivo habite en la tierra. Desde el 1993 que los argentinos no levantan este trofeo y si bien la importancia del evento es relativa, el hecho de jugar en casa, con el mejor jugador del mundo de nuestro lado, es presión suficiente para tratar de ganarla, dejar a un país contento y recuperar el prestigio que estamos perdiendo a fuerza de no ganar nada por años, esto a pesar de contar con los mejores jugadores del universo infinito y más allá.
La derrota y eliminación de Argentina seguramente ha llenado de satisfacción a decenas de pueblos de la órbita latina, quienes nos ven como el rival a vencer, como sujetos despreciables y verdaderas basuras deportivas a las que hay que aniquilar. Seguramente aflorarán en los diarios hispanos parlantes los titulares más siniestros, nefastos y catastróficos sobre el destino y la actualidad de nuestra selección. Es probable que hagan leña del árbol caído países que nunca figuraron en un podio futbolero, pero el solo hecho de ver afuera a Messi y sus amigos de esta justa continental, es suficiente motivo para esbozar una sonrisa irónica, una burla de mal gusto y el regocijo por el sufrimiento del hincha local, que ve como queda eliminado prematuramente de su propia fiesta.
Otro que se debe estar pegando una panzada es Maradona, pues el equipo del dueño del serrucho que lo ajustició de su cargo de DT, fracasó en la primera contienda por los puntos.
Muere la Argentina futbolística y lo hace en el cementerio de los elefantes, en la cancha de Colón, en Santa Fe, donde jugamos los dos partidos más frustrantes de esta copa. Un grupo, Uruguay, venció a un equipo, la Argentina, que si bien tuvo pasajes de buen fútbol, fue superado por un conjunto que no se amilanó tras la expulsión tardía del asesino serial de Diego Pérez, quien tendría que haber sido rajado luego del primer foul del partido.
El triunfo oriental fue legítimo. Su juego se basó en lo que viene haciendo por años con éxitos dispares; líneas cerradas, poco espacio, marcas férreas y delanteros verticales, lo de siempre y con esa manía que tienen de disputar cada pelota como la última, cagándote a patadas como un método sistemático y visceral, poniendo cara de malo en cada acción, prepeando, buscando roña o gesticulando cierto perjuicio arbitral como método de supervivencia, donde lo bonito y vistoso pasa a segundo plano. Un estilo que más de un periodista boludo ha rotulado por años como garra uruguaya.
Lo de Argentina fue pobre; Messi más diez y con eso no basta. Cada jugador haciendo su propio partido, individualista, como queriendo rajarle a sus compañeros en cada posesión de la pelota. Los de Europa no nos salvan, todo es zanata, gloria foránea intransferible, lauros privados sin patria, falta de estilo, ausencia de actitud, abulia, desencanto, tristeza. Un técnico incapaz y la idea de que seguimos teniendo los mejores jugadores del mundo.
Los argentinos zozobramos por más de dos horas frente a la tele observando a nuestra terrorífica defensa, pifiando, bartoleando, pegando de más, perdiendo marcas y siendo superada en la cancha de arriba. No importan los nombre, la gente ya los conoce, próceres de una generación frustrada que sobrevivió a fuerza de logros en sus clubes europeos. Poco y nada, como siempre, como desde hace años, ganando solo partidos, con pena y sin gloria. Durante años nos preocupamos a quien poner adelante y no le dimos bolas a los que jugaban atras y en Santa Fe la historia nos pasó la factura.
Desconozco lo que vendrá, pero la actuación Argentina en la copa fue vergonzosa y abre el debate de la toma de un nuevo rumbo, con un nuevo y capacitado técnico y la convocatoria, formación y crecimiento de hombres del ámbito local para disputar las próximas eliminatorias. Europa deberá ser una reserva para colocar lo que nos falta y no una usina de estrellitas millonarias que se exhiben en un campo de juego, en lugar de competir por una gloria, que casi nunca pasa por la aduana de Ezeiza.
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Leí atentamente tu reflexión. Estoy en algunas cosas de acuerdo, y en otras tengo algunas cuestiones: no creo que un "boludo" o un par de ellos, hayan catalogado injustamente al fútbol uruguayo como "la garra charrúa". Sospecho que esta característica es evidente e irrefutable. Sin embargo, no me parece meritorio, y creo que ese es el error de la mayoría de periodistas o espectadores. Que Uruguay tenga garra no es un hecho notable ni digno de admiración, es sólo una cualidad que, personalmente, me gusta, pero no por ello la deseo para mi país, o me parece el opio de los pueblos. Asimismo, hablamos de una selección que, de no haber sido semifinalista en el último Mundial, se queda sólamente en la guapeza y nada más, como tantas veces.
ResponderEliminarPor otra parte, creo que se generó un pensamiento no del todo correcto. Creer que la salvación o el hambre está en el país y no en el exterior, es una exageración. Los planteles argentinos campeones del mundo, tenían muchos jugadores que no jugaban en Argentina. Excepto en los países no tan futboleros, o cuya liga no es lo suficientemente competente como para vender jugadores al exterior, las selecciones están integradas en un 90% por jugadores del exterior. Volviendo al ejemplo anterior, Uruguay y su "garra gloriosa" es toda europea, y ponen como nunca.
Entonces me parece injusto creer que el exterior es sinónimo de "inutilidad o cobardía". Debe existir una variante más: se seleccionan los jugadores incorrectos, no existe el orden más o menos deseable o necesario para recuperar la chapa de candidato, y no nos enorgullece ver nuestra selección.
Creo que es esquemático y estructurado caer en "los de afuera no sirven, llevemos a los de adentro que tienen hambre".
Abrazos, seguiré leyendo tu blog.