martes, 12 de julio de 2011

ONCE CONITOS COLORADOS


Consultando el diccionario sobre el prefijo SUB, el mata burros me lo describe como ¨bajo¨ o ¨debajo de ¨. Desde luego esto es en alusión a un rótulo usado en nuestro fútbol moderno y que se refiere a la conformación de las selecciones menores en las disputas de los distintos torneos internacionales. En ingles lo tenemos como UNDER y le continúa un número que no es otra cosa que la edad máxima permitida para alistarse en los planteles en cuestión. La Sub 17, la sub 20 o la sub 23, se refieren expresamente a las selecciones de fútbol con jugadores menores a las etiquetas mencionadas.
La Copa América que se disputa en la Argentina tiene el triste privilegio de contar con dos selecciones invitadas, que por un motivo u otro, nos regalaron delegaciones conformadas con jugadores mayoritariamente de la Sub 23, lo que a la postre no hace otra cosa que boicotear el nivel y la excelencia de un encuentro continental de jerarquía que se disputa cada cuatro años. Una suerte de desaire a la generosa propuesta de la Conmebol de hacer participar a seleccionados de otra órbita a Sudamérica, con el afán de jerarquizar el evento.
México y Costa Rica se cagaron en el invite y como para sacarse el compromiso de encima mandaron a los pibes, mechados con dos o tres grandotes para solventar los compromisos. Y así les está yendo en el torneo. Lo más triste de todo es el verdugueo de sus parcialidades, que uno puede notar en las redes sociales, en donde se fortalecen y agrandan ante el hipotético caso de que sus selecciones jueguen con los titulares, minimizando, amenazando y pergeñando resultados negativos, hacia los boludos de América del Sur que presentaron todas sus figuras.
En la noche de Córdoba, la Argentina enfrentó a un disminuido equipo costarricense, formado por jóvenes semi profesionales, que se tuvieron que debatir con los astros argentinos, que si bien no estaban dando pie con bola en la copa, era de suponer que los iban a pasar por encima. Y esto fue lo que aconteció, con un tres a cero mentiroso, que terminó agrandando a la selección de Batista y potenciando jugadores que no estaban jugando en su nivel.
De Argentina, solo decir que nos peleamos tratando de conformar la mejor delantera y nos olvidamos de hablar de la defensa, que comete errores y desaciertos. Los centrales dejan claros, le pifian a las marcas, les ganan en velocidad y las espaldas y les cabecean en la cancha de arriba. Los laterales con deslices y yerros no brindan seguridad por las puntas y temo que frente a rivales de fuste, nos lastimen como casi lo ha hecho Colombia en Santa Fé.
Sin ánimo de ofender jugamos frente a conitos colorados, al que pasamos como poste caído, que no marcaban, que no cerraba, que no achicaban y que no podían dar dos pases seguidos; una joda de partido, una broma, un chiste. Que no nos suba el triunfo en la cabeza. Sepamos leer el encuentro, el resultado, los rendimientos y el sistema. Somos vulnerables y estamos a tiempo. Dejemos los conitos en paz, el próximo sábado tendremos frente a nosotros a jugadores de fútbol y esto va en serio.

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