viernes, 6 de agosto de 2010

EL PORTERO DEL INFIERNO


Genuflexo, tibio, un político inventado, apadrinado en su tiempo por ¨el Carlo¨ y adoptado por ¨el Nestor¨, se ha transformado en un todo terreno. De ¨si¨ fácil, el candidato de todos, figura testimonial, una estampilla, una foto; limpio, pero con tapujos.
De vendedor de electrodomésticos y corredor de catamarán a funcionario; una imagen favorable a costa de no litigiar con nadie. Mediador con cassette incorporado y un discurso armado adaptable para cada ocasión. El preferido de las encuestas y de las listas electorales. De dignidad renegada, humillado por el poder, un poder que lo ha elevado al rango de vice y luego al de gobernador del infierno.
Heredero de la era ineficiente de un tal ¨Felipe¨, hace años corta cintas, concurre a cócteles, inaugura gimnasios, participa de congresos, habla sin decir nada, pero con solemnidad, con seriedad y además viaja en helicóptero. Se lo ve siempre al lado de la presidenta; formal, trajeado, ladero de su blonda esposa, juega a que gobierna una provincia ingobernable.
Saca y pone funcionarios, reivindica políticas intrascendentes, combate contra molinos de viento y no toca la herida social por temor a que el enfermo se enoje. El eterno candidato, ahora litigiando con Moyano por la disputa del peronismo del principal estado argentino.
Quienes vivimos en la provincia de Buenos Aires sabemos que su hombre fuerte no es tan fuerte y solo tiene un poder formal, pero ostenta la gloria que le otorga su puesto. Las encuestas hablan a su favor, pero su gestión no nos hace ningún favor. Mi provincia no necesita de un gobernador, requiere de un sheriff que gobierne en serio.
Le es más fácil fundar polos productivos o colegios, que combatir el hambre, una salud pública precaria de enfermos que emigran a la Capital para ser atendidos, la falopa, la inseguridad en todas sus formas y con los intereses mafiosos que se nos antoje. Una violencia disfrazada de secuestro, estafa, acciones de bandas delictivas, inoperancias policíacas y judiciales. El tumor social que durante años no se ha atrevido a combatir por su incapacidad o por su temor a tocar intereses poderosos, en un ámbito donde la vida humana no vale nada, donde te afanan cuando sacar la basura a la puerta y vivís la desprotección ciudadana en cada calle y en cada semáforo no respetado.
Su olfato glamoroso ligado a ámbitos turísticos, artísticos y deportivos, lo llevo a almorzar con Mirta, a fomentar el arte de los ¨Midachi¨ o a terciar por Mar del Plata en la final de la Davis en una apuesta comercial, más que deportiva y que nos ha perjudicado en muchos sentidos.
Es el portero del infierno, el que cuida su portal, pero que no lo administra. El encargado, el funcional a los designios de Satanás, que con su traje de amianto y la voluntad de un electorado distraído, sobrevivirá al fuego eterno.

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