
Cabe esta mención para un buen tipo, el hijo pródigo, el hombre de la casa, el que siempre está, aunque no esté, el ex jugador, el tribunero; me refiero a Osvado Ruggero.
Un orgullo barraqueño que triunfa en el ascenso; de zaguero implacable a técnico impecable. Un campeón con Liniers, un ascenso con Berazategui, y la punta en la primera ¨C¨; ve el fútbol como pocos. No caben dudas que su casa está en Olavarría y Luna; candidato natural a dirigir en un futuro al ¨camionero¨.
He vivido junto a su entrañable padre, que lo seguía y nos seguía, inolvidables tardes alentando a Barracas, con sus viajes de ida y sus viajes de vuelta. Años memorables de un tiempo joven, de ilusiones compartidas sentados en las gradas de una cancha del ascenso.
El pibe ya es un hombre y el hombre triunfa y su triunfo nos alegra. Vale este reconocimiento a Osvaldo Ruggero, el que alguna vez vistió nuestra camiseta con amor y orgullo. Quien escribe esta nota duda que alguna vez se la haya sacado.
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