miércoles, 25 de mayo de 2011
MARTIN FIERO
Yo he sido uno de los fanáticos televidentes de las entregas de premios por televisión. Quizás porque siempre estuve alejado de todo tipo de presea que me distinga por algún trabajo hecho en el ámbito laboral, personal y cotidiano, que intento imaginarme en cada una de estas transmisiones como será ser galardonado por tus pares, por un laburo que hayas hecho o por algo del que hayas sobresalido.
Por años me he tragado cuanta entrega de Oscars, Grammy, Golden Globe, etc, etc haya habito por tele y por supuesto nuestro querido Martín Fierro, que año tras año otorga APTRA (Asociación de Periodistas de Radio TY televisión).
Entiendo que este premio ha sido un reconocimiento que durante mucho tiempo se ha consolidado en nuestro Jet Set vernáculo, lo que lo hace tradicional, esperado, convocante y a su vez polémico. El armado de sus ternas, la autoridad de sus escasos socios votantes y esa sospechosa idea de que no se ha visto todo del espectro radial y televisivo, como para evaluar y premiar con la autoridad que esto conlleva, me pusieron la duda sobre la viabilidad de un reconocimiento no del todo transparente y democrático.
En los últimos años el Martín Fierro como galardón y expectativa ha superado al ente emisor, A la gente no le interesa quien lo da y quien lo evalúa, sino quien lo gana y fundamentalmente quien lo transmite y las estrellas que han de concurrir. Es así que el televidente se ha convertido en un cómplice funcional, desinformado y silencioso de estos eventos que marcan buenos puntos de ranking.
Se ha dado controversias y curiosos resultados en cada una de las entregas, al punto de sospechar cierta negociación oculta entre APTRA y el canal que lo emite para tener ciertos privilegios a la hora de colocar sus figuras en primer plano, poner conductores de la casa y sostener mediante premios dirigidos a sus figuras y programas emblemáticos como los más galardonados y fundamentalmente arrasar con las estatuillas al servicio informativo y su gente.
Esto viene ocurriendo sistemáticamente cada año y puntualmente en la reciente entrega que televisara el canal 13, lo dicho se hizo más ostensible. La hegemonía del medio emisor en la obtención de los premios fue tan contundente como sospechosa. Las menciones especiales a gente de la casa, la estatuilla a personajes o programas poco convocantes e inmerecidos dan prueba de ello. Y como la frutilla del postre, el reconocimiento a todos los medios informativos del grupo (radio y TV) y sus periodistas. Si hasta Chiche ganó uno. Y obviamente los de oro y platino fueron a parar también a los productos de Suar y Cia.
El domingo me fui a dormir temprano y no me quedé hasta el final. Deje mi fanatismo para otra oportunidad, en donde la transparencia y la justicia premien el talento, sin distinción de canales, medios, grupos económicos o ideas políticas.
Esta es mi visión con la que tal vez el gaucho Martín Fierro hubiera coincidido; un fiero Martín en la noche del domingo.
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