miércoles, 18 de mayo de 2011
USURPADORES DE CAMISETAS
Es sabido que cada club de fútbol cuenta con un bagaje de historia y leyenda de ídolos populares que engalanaron los planteles y los llenaron de gloria. Cada institución muestra año a año lo mejor tiene o lo que puede, en procura de un campeonato o un ascenso. Temporada tras temporada una legión de jugadores invaden las instalaciones de estas entidades deportivas, vistiendo las camisetas en sus distintas categorías. Desde ya, las inferiores albergan las esperanzas y el trabajo duro, traducido en un gasto o en una inversión, según el color del cristal directivo con que se lo mire.
La competitividad de nuestro fútbol ha provocado que por generaciones los equipos de se nutrieran permanentemente con valores surgidos en canteras ajenas. Muchos de ellos y de acuerdo al presupuesto del comprador, gestionaron ídolos o cracks foráneos para incorporarse al plantel. De otra forma, muchos teams tuvieron que adaptar la resaca o el descarte de otros clubes a los jugadores vernáculos, intentando armar un conjunto competitivo.
Pero esto es fútbol argentino y hablar de fútbol argentino es hablar de inestabilidad, de precariedad, especulación, resultadismo, mediocridad e involución. Estos es así, a pesar de exportar pibes a troche y moche al mundo fútbol, muchos de ellos retornando sin pena ni gloria al poco tiempo, con una mano atrás y otra adelante, luego de haber vestido las camisetas de los más curiosos equipos, jugando en las ligas más remotas y quedando olvidados de la memoria emotiva de sus hinchas.
Revisando planteles, jugadores y partidos en las distintas categorías, puedo adivinar la falta de talento escondida detrás de soberbios atletas portando calzados coloridos. El desparpajo de talentos fogoneados por el periodismo a través de sus fríos pechos o de sus envidiables cuerpos. Cada plantel tiene un o dos que la rompen, los diferentes; el resto, solo comparsa, algunos con experiencia, otros personal de relleno, con buenos representantes, quienes abusan de la tolerancia inadvertida de técnico y dirigentes.
Son usurpadores de camisetas y glorias, invasores de planteles, de equipos e instituciones cargadas de lauros y de deudas. El factótum de los malos negocios, de las compras apresuradas, de las calenturas dirigenciales o del amiguismo que se esconde en el consejo de un entrenador recientemente recalado.
El fútbol se llena de atrevidos, improcedentes, aventureros, inexistentes y caraduras, que no logran encajar en un esquema y en la historia. Son un complejo ejército de incapaces que al amparo de la gloria de unos colores, juegan a que juegan al fútbol.
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