jueves, 22 de julio de 2010
BASTAAA…!!!
Por Dios…Basta…!!!! Que diga que la TV argentina es un desastre no es ninguna novedad. Su falta de ideas y creatividad la llevó a la debacle, marcando una realidad que se transmite en cada programa y en cada canal, aún en los de cable.
Ya son cientos los personajes increíbles que la habitan. Individuos sin fundamento, modelos exentos de rasgos positivos, imágenes patéticas, desprolijas, muñecos transgresores, provocadores y excéntricos. Malos ejemplos en conducta, en mensaje y en propósito.
Mi estómago tolera malos actores, gatos trepadores, improvisados periodistas, temáticas banales, peleas mediáticas, excesos de histrionismo, sobreactuaciones, vulgaridad, mensajes soeces, plagios, copias burdas y hasta la mediocridad de estrellas bizarras amadas por el público; pero todo tiene un límite.
De esta fauna televisiva hay un individuo intolerable, poco digerible, con una estética difusa, una suerte de mamarracho con entidad artística, que ingresa a mi casa por todos los medios habidos y por haber, resistiendo al zapping y al selectivo posicionamiento de mis ojos.
Es un tal Ricardo Fort; descarriado e iracundo descendiente de una dinastía chocolatera, que abusando de su dinero gentilmente obtenido, desembarca en los medios para ofrecernos de prepo su vida, su imagen y su obra, ya sea a través de un baile, una canción, un reportaje, una polémica, un burdo proyecto artístico, una pelea, una mala actuación o una ridícula propuesta personal, dentro de una patoteril puesta en escena.
Basta ya…!! No puedo asimilarlo, duelen mis ojos al verlo y mi buen gusto corre riesgo de muerte. La TV tiene la autoridad para educarnos, informarnos y entretenernos, pero además cuenta con el poder destructivo de una granada arrojada al living de nuestras casas.
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