lunes, 5 de julio de 2010

EL GRAN SIMULADOR


Yo me pregunto quien es el padre de la derrota, del fracaso mundialista, del error de calculo, la necedad, la inexperiencia y la soberbia. Quien es el responsable del doble discurso, de la movida destituyente, de las decenas de convocatorias para sobrevaluar jugadores y transar con sus representantes, de un grupo sólido que no lo terminó siendo, del maltrato a quien está en contra o disiente con algún planteamiento o pensamiento, de las promesas incumplidas y de la quemazón de jugadores emblemáticos y con prestigio, tan solo por no ponerlos en cancha o ubicarlos mal en su planteo.
Debe existir una auto crítica en el hombre, en el simulador, en el impostor; en el personaje disfrazado de patriota, de quijote, que en su doble discurso apela a la honra de una camiseta y al mismo tiempo lucra con ella. El porrista oculto detrás del técnico, el hombre de los besos, los abrazos, el inflador y la arenga, el ladron del protagonismo de sus propios jugadores. El que nos dio un título y nos sacó otro; el que inclinó la balanza histórica de alegrías y tristezas para el lado del desconsuelo.
El conflictivo, el peleador, el enemigo de todos, el victimizado. Quien será el patriarca de la capitulación...?
Quizás el chancho que le dio de comer lo elevo a un rango sin autoridad ni recorrido y que por el solo hecho de ser el mejor en suyo probó conquistar un mundo de algo parecido.
A nuestra leyenda viviente, a nuestro Dios local se le perdona todo y criticarlo es blasfemarlo, siendo por tal motivo, castigado sin piedad por su iglesia maradoniana y por los adoradores de mitos.
Oculto entre los pobres y lejos ya de serlo, se sube arriba de sus hombros para sostener la quimera y les pasa factura a cada uno de ellos por una fidelidad a cuenta de una vieja gloria, ya tapada por la vergüenza, el escándalo, el mal ejemplo y la iracundia.
Tal vez seremos nosotros el constructor de un monstruo que nos terminó devorando; hemos dado por el ídolo más que lo que ídolo vale y el idolo se lo creyó.
Y allí aparecen sus séquitos de aduladores, periodistas franeleros, políticos manipuladores, amigos mangueros, los incondicionales habitantes de la miseria intelectual, de la historia sobrevaluada, del maniqueo de los medios o de la pobreza real que lo ve como el que pudo salir de allí; y además de los que quieren destruirlo, que curiosamente son funcionales a su ensanchamiento.
Probablemente se quede en el cargo, en un cargo que le queda grande, a favor del pedido de un pueblo futbolero que no sabe nada de fútbol, de los amigos del campeón, de enceguecidos fanáticos que viven del pasado, de los interesados colaboradores que marcan su territorio alejándolo de los virtuosos, de jugadores y representantes o empresarios que lo vivieron y del enemigo oculto que lo quiere ver destruido, pero que necesitan de su protagonismo para disfrutar de cada una de sus derrotas.

1 comentario:

  1. La verdad la nota esta muy buena para leer.. Lastima que sabra el futbol de manual y nada de sentimiento y pasion. Quisiera saber que pondria si le hubieramos ganado a alemania. (porque recuerden: es futbol).
    SaDDaM

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