domingo, 23 de mayo de 2010

ARGENTINO A MEDIAS



Y donde está el piloto…?.
La ausencia de nuestra presidenta en el desfile del bicentenario como en la inauguración del Teatro Colón ha sido un hecho que me ha chocado notoriamente. Confieso que la he votado y asumo que el país que gobierna, el mío, no está en una crisis terminal y que se nota un cierto desarrollo en algunos sectores. Pero a pesar de ello, me siento con cierta autoridad para quejarme de algunas actitudes que viene sosteniendo de un tiempo a esta parte, aún a riesgo de pecar de facho, contrera, tirabomba, gorila o enemigo del cambio.
En la Argentina, ser adversario es ser discrepante por no pensar lo mismo que el otro, aunque uno se encuentre identificado con el proyecto. Esto nos transforma en sujetos refractarios y desagradables. Personalmente yo no quiero asumir ese rol.
Somos testigos de un estilo de conducción que no pasa por las carteras o los vestidos que usa, la soberbia que ostenta, la selectividad política que ejerce o el divismo que despliega. La cosa es más profunda, es la transformación de una presidente a una combatiente, que se encuentra presa del litigio permanente, el resentimiento y la petulancia estratégica.
Esta deserción, justo en la fiesta del Bicentenario, en SU fiesta, divide, potencia diferencias, no suma ni aporta soluciones a un país desflecado, desteñido.
Me siento un argentino a medias, a quien se le cuenta un cuento parcial, una historia oficial o sea la madre de todos los contrastes y desencuentros. Me hallo a resguardo de mensajes parciales, por tipos capturados y cautivos de las utopías y las convicciones, asumiendo postulados para nada absolutos, recados saturados de patrañas y argucias.
Vivo en un país con Derechos Humanos unilaterales, defendiendo a víctimas de un modelo a costa de dejar abandonados a mártires con otro tinte o circunstancia. Militares abominados en un juicio histórico, sin contemplar a patriotas como los Generales San Martín, Mosconi o Savio y otros miles, que no fueron genocidas, pero cayeron en la bolsa del descrédito a causa de una generación de hijos de puta. El concepto de terrorismo impuesto al estado, con sus atrocidades, sin abarcar lo global de la palabra, con el injusto dibujo, por ejemplo, de la hija de un general volando por el aire o el ataque al sector del campo ¨sedicioso¨y repleto de ¨apatridas¨, como para dar algunos ejemplos de una gestión irrazonable
Soy un argentino entero y exijo una narración completa. Las verdades a medias no edifican sociedades sólidas. Sé perfectamente a quien amar y a quien odiar, no necesito de un apuntador; yo armo mi propia historia. Hace mucho tiempo que vengo soñando con un Bicentenario libre de ideologías, de amigos o enemigos, de los unos o los otros; pero el sábado mi presidenta me despertó de ese sueño.

1 comentario:

  1. Me gustó lo que escribiste Rata. A decir verdad coincido con mucho de lo que has escrito. yo no la voté, y aún sin tener un partido político que me represente en un 100%, a veces me siento como un enemigo de la patria. No por pensarlo. Más que nada por el hecho de tener ideas diferentes.
    Es extraño como los derechos humanos en este país, en pos de diferenciarse de lo ocurrido en épocas nefastas se llega a un nivel en el que los delincuentes parecen ser los privilegiados en este país.
    Para concluir, creo como vos, que no todos los militares son malos (de la misma forma que no todos los civiles son buenos). Y fijate que paradoja extraña. No sólo San Martín, Mosconi o Savio fueron militares. Juan Domingo Perón también lo fue.

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