miércoles, 5 de mayo de 2010

….Y PARA CUANDO CON LA TECNOLOGIA


Es increíble que en pleno 2010 el fútbol como deporte, la FIFA como multinacional que vende fútbol y la AFA como ente rector en la Argentina de este hermoso pasatiempo, continúen conviviendo con el error en cuanto a fallos arbitrales se refiere. Este desprecio hacia el deportista, el reglamento y el espectador, maquillado con el argumento de mantener vivo el espíritu del juego, viene aniquilando la credibilidad y la seriedad de lo queda de noble en esta práctica.
Repasando otras disciplinas deportivas profesionales, la aplicación de sus preceptos, recaen sobre principios estrictos de justicia y transparencia. Así vemos que en el basquet, disponemos de tres árbitros en una canchita de 2 x 2. El tenis tiene su ojo de águila para disipar dudas. En el fútbol americano, el juez le habla al estadio por medio de un micrófono y las jugadas claves se monitorean antes de dar un fallo definitivo. El rugby testea cada try por medio de una autoridad fuera del campo que revisa las imágenes grabadas. Y no continúo, porque imagino que otros deportes tendrán nuevas variantes en la aplicación de sus reglamentos. Nadie quiere coexistir con la injusticia, pero el fútbol, soccer, calcio o como se llame, sí.
Si purificamos los fallos, si le sacamos la duda al juego, si corregimos errores, si rectificamos a los jueces, el mundo fútbol no podrá manipular al fútbol. La limpieza iría contra el negocio, los intereses, lo establecido, la tradición. Sin ir más lejos, Francia clasificó al mundial con un gol con la mano.
Se abrirían brechas, nuevos campeones surgirían, nuevos ídolos que el conservadorismo futbolero no podría soportar. Te imaginas a Eslovenia campeón de Europa o a Brasil afuera en la primera ronda de un mundial. Aquí en Argentina te figuras a un Deportivo Merlo en primera ¨A¨. Parece un análisis primario, pero no deja de ser verosímil.
En cuanto tiempo y con que costo la FIFA está en condiciones de aplicar la tecnología y modificar algunos puntos del reglamento de la International Board, para terminar de una vez por todas con tamaña manipulación de la pasión hecha deporte. Cuanto le puede costar y en que puede afectar el libre desenvolvimiento del juego, cuanto tiempo se pueder perder en una consulta por un penal, un ofside o una expulsión que el árbitro no vió, no cobró o pitó erróneamente. Cuanto le puede representar a la FIFA colocar un veedor frente a una cámara de TV en un evento observado por millones.
El fútbol es un gran negocio, un gran deporte, un fenómeno social y comunicacional, pero hasta el día de hoy sigue caminando con sus pantalones cortos.

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