lunes, 10 de mayo de 2010

LA SELECCIÓN O UN CLUB DE AMIGOS


Ole, ole, ole, ole, Diegooo, Diegooo. Y el Diego se dió el gusto de dirigir la selección de fútbol. El mejor jugador de todos los tiempo está haciendo el curso acelerado de entrenador para llegar a ser el mejor técnico de todos los tiempos. Pero la carrera no es fácil; alguien dijo ¨serás lo que debas ser o si no, no serás nada¨ y algo de razón tenía. Yo siempre quise ser astronauta, pero le tengo fobia a las alturas y es probable que no llegue a serlo jamás, aunque el traje espacial me quede pipi cucu y me haya comido cuanto libro del espacio pasó por mis manos, dominando así su teoría.
Los mejores técnicos del mundo no necesariamenteente fueron los mejores jugadores del mundo; Mouriño, Bielsa, Menoti, Bilardo, entre otros lo confirman. Y nadie me garantiza que el mejor jugador de todos lo tiempos lleve a la gloria a la selección. Por lo visto hasta ahora es difícil presumir que le vaya a ir bien a la Argentina en el mundial.
Maradona llega a un puesto crucial del deporte argentino de la mano de un Grondona dubitativo, mal asesorado y agobiado por la sombra del un virrey; dejando de lado otros nombres, otras trayectorias, otros valores.
El que tengamos a Diego es garantía de conflicto con todos y contra todos, de disputa de poder, desorientación táctica, de sospecha de conspiración, de códicos,de improvisación, de mal asesoramiento y negación de la excelencia, de jugadores privilegiados y además, de talentos desterrados u olvidados. Maradona es sinónimo del culto al individualismo y a la sospecha de negociados clandestinos y del armado de partidos al pedo, con citaciones increibles y melodramáticas, bajo excusas irreales. Diego sostiene un club de amigos o una cofradía futbolera, manteniendo esa impertinencia primitiva y auto suficiente, plagada de arrogancia e insolencia; una altanería que no pide consejos a tiempo. Pero el ¨diez¨es de la gente y la gente perdona todo.
También es cierto que la AFA no ayuda, que coloca trabas a una ya problemática gestión; el veto a un ayudante de campo, inviabilidad de amistosos y a la aparición un cuatro de copas como Humbertito que mete leña con su lengua y desestabiliza una misión, a días de la madre de todas las batallas.
No cabe dudas que las cartas están echadas, ya no hay vuelta atrás. Que Messi juegue bien para la selección, que el ¨pipita¨ la emboque y que la defensa resista, depende solamente de ellos, lo demás es maquillaje. Enrique y Mancuso aportarán poco, casi nada. Lo que sí estoy seguro que no hemos de ganar con cartelitos, con arengas y con videos motivacionales. Hemos perdido mucho tiempo y en el fútbol moderno, el tiempo es oro y vale una copa, un título.

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