sábado, 22 de mayo de 2010

EN EUROPA NO SE CONSIGUEN


La Argentina hace veinticuatro años que no sale campeón del Mundo de Fútbol. Un largo camino hemos transitado con algunos logros menores; tal como un par de Copas América, algunos mundiales juveniles, dos juegos olímpicos y ciertas liberadores e intercontinentales.
Para el paladar negro de los argentinos esto no ha sido suficiente. Los mundiales son el evento más importante para el mundo fútbol, aunque para salir campeón se deban resolver solamente siete partidos en cuatro años.
Muchos aficionados y periodistas de nuestro país a lo largo del tiempo han vivido hipnotizados por las hazañas de nuestros compatriotas en el extranjero. Pareciera ser que si una selección no está compuesta por mayoría de jugadores foráneos, el éxito no lo tenemos asegurado.
Si hacemos un repaso por los planteles campeones del mundo en el 78 y en el 86, descubrimos que nada de eso ha ocurrido. En 1978, una imposición del gobierno militar impedía a los clubes vender jugadores al extranjero para que Menoti los tenga cerca de casa. En 1986, salvo Maradona, Valdano y alguno más, la mayoría del plantel jugaba en nuestro país y tengo entendido que Brown no tenía club.
Hay algo que me parece curioso y que en doce años la Argentina obtuvo dos títulos y un subcampeonato mundial; durante ese lapso, en el fútbol local eran campeones Ferro, Argentinos y Estudiantes entre otros equipos chicos y Torneos y Competencias no existía. A partir de la llegada de esa empresa, el fútbol argentino dejó de ser protagonista. Comenzaron a mandar los grandes y en sus programas solo se escuchaban informaciones de Boca y River y lo que es más grave se empezó a hacer lobby, dándole más bola al tema traspaso, contrataciones e intermediarios o representantes ,que al deporte fútbol como tal. Europa se transformó en el paraíso futbolístico y los jugadores que emigraban jamás volvían a ser los mismos, aunque se rodeen de los grandes del mundo. La falta de interés, de hambre y de gloria se juntó con el desarraigo. Jugar en la selección era un punto en sus currículum, solamente un trámite. Durante años el combinado argentino sintió este fenómeno, que ha parido una generación post Maradona de futbolistas fracasados.
El mundial será un imposible en tanto y en cuanto se mantenga este espíritu selectivo. No confío en los de allá, porque el brío, el encanto y la delicia de este precioso juego en Europa no se consiguen.

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